Taller en sober , galicia...
Me gusta convertir a mis clientes en pedazos de historia»
En el bar que regenta el pintor en Monforte se exhiben retratos de personajes históricos con rostros prestados por sus parroquianos
Desde hace dos años y medio, el venezolano Carlos González -que firma todas sus obras como Chamo- regenta junto con su mujer el bar Rabeno Kelly, uno de los más antiguos de Monforte. Un trabajo muy distinto del que desempeñó en su país y en Centroamérica, donde ejerció como profesor de arte y presentó numerosas exposiciones. El local está decorado con varias obras suyas: retratos de personajes históricos relacionados con Monforte para los que varios clientes del bar sirvieron como modelos.
-¿Por qué quiso establecerse en Monforte?
-Mi mujer y yo decidimos venirnos a vivir aquí porque la vida está ahora muy complicada en Venezuela. Escogimos Monforte por una cuestión de enamoramiento, porque nos encantó este lugar en cuanto lo vimos. No tenemos raíces familiares en Galicia y fue mi mujer la primera que conoció Monforte, gracias a unos amigos gallegos. Ella se enamoró en seguida de la ciudad y a mí me pasó lo mismo después.
-¿Se han adaptado bien?
-Muy bien, estamos muy contentos de haber venido. Apreciamos la tranquilidad que hay en Monforte porque hemos vivido en ciudades muy violentas y también nos gusta mucho la gente y el modo de vida de aquí. Además, nos encanta el patrimonio histórico y los monumentos, la estampa del castillo y del puente viejo... Y también nos gusta mucho el museo de arte sacro del convento de las clarisas. Vamos a visitarlo muy a menudo.
-Ahora trabaja en algo muy distinto de su oficio original.
-En mi vida se me pasó por la cabeza que me dedicaría un día a esto, pero es una cuestión de supervivencia. Cuando llegas a un lugar como emigrante no puedes ir diciendo ‘soy pintor’, ‘soy diseñador’ o ‘soy escultor’ y exigir un trabajo conforme a tu formación. Hay que buscarse la vida como se pueda. Pero estoy muy contento con el negocio. Es un bar muy antiguo con una clientela tradicional muy grande y me ha permitido conocer a mucha gente.
-¿Cómo surgió la idea de retratar a los clientes?
-En las conversaciones del bar aprendí muchas cosas sobre Monforte, su historia y su cultura popular. Me llamó mucho la atención todo ese mundo de los condes de Lemos, de Cervantes... Es además una época que se corresponde con el arte del Renacimiento, que me interesa mucho y a mi mujer también. Quise retratar a esos personajes de la historia de Monforte con la técnica renacentista de los claroscuros. En algunos casos, los modelos son clientes del bar, porque me gusta convertirlos en un pedazo de la historia de Monforte.
-¿Están a la venta estos cuadros?
-No, estos no. Quiero que se queden aquí y que formen parte de la historia y de la identidad de este bar. Es una herencia. Y hay mucha gente que viene precisamente para ver los cuadros.
-Trabajando en la hostelería, ¿le cuesta mucho encontrar tiempo para dibujar y pintar?
-Es un trabajo que absorbe muchísimo tiempo, pero aprovecho cualquier rato libre para hacer bocetos. Si hay un momentito de tranquilidad en el bar, saco mi cuaderno y me pongo a dibujar. También hago muchos retratos y caricaturas de la gente que viene por aquí.
-¿No ha pensado en organizar exposiciones?
-Sí, ahora estoy trabajando mucho en una serie de pinturas que titulará «Cielo, tierra, inframundo» y que se inspira en las tradiciones mayas y célticas. Viví mucho tiempo en Centroamérica, sobre todo en Honduras, y en esa época investigué mucho sobre la cultura y el arte de los mayas. En Galicia me interesé por las tradiciones celtas y en las pinturas quiero unir esos dos mundos. Quiero llevar esta exposición a Centroamérica, pero hay mucha gente que me pide que la presente antes en Monforte. Ya se verá. Pretendo sacarla el año que viene, pero aún es pronto para decir una fecha.
-¿No le interesa dedicarse otra a vez a la enseñanza artística?
-El bar es un primer peldaño, pero quiero hacer también otras cosas más relacionadas con mi profesión. Planeo abrir una academia privada de dibujo y pintura que se llamará Chamo Estudios, como la que tenía en Venezuela antes de venir para aquí. También querría explotar las imágenes de Monforte y de su historia con diseños que se puedan vender como recuerdo a los turistas. Hay que pensar en producir y en aportar algo a la ciudad, porque queremos agradecer el apoyo que tuvimos aquí y ahora también formamos parte de esta sociedad. Creo que van a ser unas vacaciones largas en Monforte, porque las cosas en Venezuela no tiene pinta de mejorar.
Acrílicos sobre lienzo
Carlos González se formó en la escuela de artes visuales Cristóbal Rojas de Caracas y tiene estudios de diseño gráfico y bellas artes. En sus trabajos artísticos utiliza todo tipo de técnicas e instrumentos. Los retratos que expone en su bar son acrílicos pintados sobre lienzos que prepara él mismo. «También pinto al óleo -explica-, pero es difícil manejar esta técnica al mismo tiempo que se trabaja en un bar y además el clima de Monforte no me parece muy adecuado para el óleo». El acrílico -añade- es más versátil y le permite conseguir los mismos efectos que el óleo pero con más rapidez y menos problemas. A la izquierda, un retrato de Dulcinea del Toboso realizado por Carlos González en el que sirvió como modelo una trabajadora del bar
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